Cuando en la noche llegas cansado a tu hogar por el duro bregar de la jornada, no te quejes de que estás cansado y busques descargar tu fatiga en la pareja, en tus hijos o en quienes viven a tu lado.
Y para justificar el cansancio te refugias en la cocina, en el periódico o en la tv.
Por un instante busca relajarte, respirando profundamente.
Mira dentro de ti y también a tu alrededor; y con un acto de firme voluntad, sal de ti y vete al encuentro de quienes están a tu lado, ofreciéndoles una sonrisa o una palabra cariñosa.
Verás entonces, que como por arte de magia, el cansancio se disipa y deja lugar a una paz que no se puede explicar.
¡Inténtalo mi dulce canelita.
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